FIAT 500 C ⭐ Dolcevita ⭐ El urbanita más chic 🚗💨 Cabrio y económico
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8 ماه پیش
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FIAT 500 C Dolcevita –
FIAT 500 C Dolcevita – El urbanita más chic – Cabrio y económico
Arrancamos!?, tu canal referencia del mundo del motor en Youtube, se pone a los mandos de uno de los coches urbanitas más deseados por todo el mundo… y eso que es económico y no llega a los 20.000 euros. Se trata del Fiat 500, que probamos aquí en versión descapotable, que siempre significa 3.000 euros extra con respecto a la versión cerrada. El acabado Dolcevita es el más elevado y completo de los tres que ofrece, aunque a pesar de ello carece de navegador y de ayudas habituales a la conducción. Sin embargo, su diseño interior cumple con las expectativas y, por fuera, aún no tiene el encanto de la versión eléctrica, pero cumple con el Azul Dipinto de Blu de esta unidad. Aún así, con descuentos y promociones, nos quedamos por debajo de los 20k, eso sí, con un motorcito de menos de 1.000 cc y sólo 70 CV de potencia, apenas 92 Nm de Par motor y, eso sí, la etiqueta eco gracias a una hibridación mild hybrid que cumple con la normativa para poder acceder a las ZBE (Zona de Bajas Emisiones). A prueba, el Fiat 500 Cabrio Dolcevita 1.0 Mild Hybrid. Arrancamos!?
Unboxing
Unboxing fiat 500
Unboxing fiat 500c
El acabado más básico, de entrada a gama, después de descuentos y promociones, sale por menos de 13.800 euros. A partir de ahí, siempre con el 1.0 híbrido ligero de 69 CV, subimos hasta esta versión, tope de gama, encima a cielo abierto, aunque haga un poco de trampa, pues el montante superior es fijo, y su “descapotabilidad” se limita a un toldillo que se corre de delante a atrás y viceversa mediante dos botoncillos que se pueden activar hasta a 80 km/hora, un aliciente sin duda. Eso sí, ojo cuando ruedas a alta velocidad, que los de las plazas traseras van a sufrir de lo lindo.
El 500C es un 2+2 de libro, con muy poco espacio interior, a todos los niveles, hay problemas hasta para situar las ruletas que reclinan los asientos delanteros. Detrás, solo dos plazas, y muy juntas, con muy poco más, y ojo que con el 1,80 metros ya tocas en el techo. De lona. Menos mal que se puede retirar.
El diseño exterior es el de siempre, no hay cambios en los últimos años, y ya toca un buen lavado de cara, y más teniendo la versión eléctrica, mucho más cara, que es mucho más atractiva y futurista. No entendemos esto. Y por dentro, remarcar lo dicho, poco espacio, pero claro, el tamaño es el que es, 3,57 metros con 2,30 de batalla. Los 185 litros del maletero son casi anecdóticos, pero claro, para abrir la tapa del cofre hay que recoger un poco el techo, que si no pega. Cosas del diseño y el querer tenerlo todo a cualquier precio.
A nivel dinámico, tiene muchas limitaciones, las propias del tamaño y de la escasa potencia, aunque en un escenario urbanita, cumple con creces. Eso sí… casi 14 segundos en el cero a cien es una barbaridad. Al menos los consumos son más que ajustados. La media se va a quedar en torno a los 5,5 litros de media, eso sí, por encima de los 4,7 que homologa. En el mítico Madrid-Toledo hicimos 4,8 l/100 km, 5,2 a la vuelta. Es difícil mantener medias de 120, eso hay que dejarlo claro. También que la rumorosidad y el confort se reducen a medida que se aumenta la velocidad. Y eso por no hablar de ir a cielo abierto. Los pobrecitos que vayan atrás van a sufrir de lo lindo, pues se van a comer, literalmente, todo el aire del mundo. Aún con la capota echada el ruido es elevado y la rumorosidad está muy por encima de lo normal, aunque sea en coches pequeños.
Lo que pasa es que, cada vez, hay menos coches de este tamaño para la urbe. Ignis, Aygo X, los coreanos Picanto e i10, Twingo… y cada vez son más eléctricos que de combustión… así que eso explica el éxito de un icono de la automoción. Por cierto, que hace poco tuve la ocasión de conducir uno igual, pero con 60 años, y la verdad es que, al menos, en seguridad, comodidad y confort se ha ganado un poco, aunque sigue siendo peculiar a la hora de conducir, en parte por su gran agilidad, en parte por su escasa potencia y la necesidad de jugar con el cambia, que sube hasta 6.400 vueltas, para intentar sacar algo de chicha a un vehículo que casi siempre se va a quedar corto de potencia y velocidad, más si cabe con las cuatro plazas ocupadas.
En la escala “Me lo compraría”, la nota del Fiat 500 C Dolcevita es de 7,1. Me da que hemos sido magnánimos con el coche, precisamente, por valorar su historia, el ser un éxito de ventas y por poner un trocito de historia actualizada a un precio que no es una locura, aún siendo un pelo más elevado que la escasa competencia en igualdad de condiciones.
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El acabado más básico, de entrada a gama, después de descuentos y promociones, sale por menos de 13.800 euros. A partir de ahí, siempre con el 1.0 híbrido ligero de 69 CV, subimos hasta esta versión, tope de gama, encima a cielo abierto, aunque haga un poco de trampa, pues el montante superior es fijo, y su “descapotabilidad” se limita a un toldillo que se corre de delante a atrás y viceversa mediante dos botoncillos que se pueden activar hasta a 80 km/hora, un aliciente sin duda. Eso sí, ojo cuando ruedas a alta velocidad, que los de las plazas traseras van a sufrir de lo lindo.
El 500C es un 2+2 de libro, con muy poco espacio interior, a todos los niveles, hay problemas hasta para situar las ruletas que reclinan los asientos delanteros. Detrás, solo dos plazas, y muy juntas, con muy poco más, y ojo que con el 1,80 metros ya tocas en el techo. De lona. Menos mal que se puede retirar.
El diseño exterior es el de siempre, no hay cambios en los últimos años, y ya toca un buen lavado de cara, y más teniendo la versión eléctrica, mucho más cara, que es mucho más atractiva y futurista. No entendemos esto. Y por dentro, remarcar lo dicho, poco espacio, pero claro, el tamaño es el que es, 3,57 metros con 2,30 de batalla. Los 185 litros del maletero son casi anecdóticos, pero claro, para abrir la tapa del cofre hay que recoger un poco el techo, que si no pega. Cosas del diseño y el querer tenerlo todo a cualquier precio.
A nivel dinámico, tiene muchas limitaciones, las propias del tamaño y de la escasa potencia, aunque en un escenario urbanita, cumple con creces. Eso sí… casi 14 segundos en el cero a cien es una barbaridad. Al menos los consumos son más que ajustados. La media se va a quedar en torno a los 5,5 litros de media, eso sí, por encima de los 4,7 que homologa. En el mítico Madrid-Toledo hicimos 4,8 l/100 km, 5,2 a la vuelta. Es difícil mantener medias de 120, eso hay que dejarlo claro. También que la rumorosidad y el confort se reducen a medida que se aumenta la velocidad. Y eso por no hablar de ir a cielo abierto. Los pobrecitos que vayan atrás van a sufrir de lo lindo, pues se van a comer, literalmente, todo el aire del mundo. Aún con la capota echada el ruido es elevado y la rumorosidad está muy por encima de lo normal, aunque sea en coches pequeños.
Lo que pasa es que, cada vez, hay menos coches de este tamaño para la urbe. Ignis, Aygo X, los coreanos Picanto e i10, Twingo… y cada vez son más eléctricos que de combustión… así que eso explica el éxito de un icono de la automoción. Por cierto, que hace poco tuve la ocasión de conducir uno igual, pero con 60 años, y la verdad es que, al menos, en seguridad, comodidad y confort se ha ganado un poco, aunque sigue siendo peculiar a la hora de conducir, en parte por su gran agilidad, en parte por su escasa potencia y la necesidad de jugar con el cambia, que sube hasta 6.400 vueltas, para intentar sacar algo de chicha a un vehículo que casi siempre se va a quedar corto de potencia y velocidad, más si cabe con las cuatro plazas ocupadas.
En la escala “Me lo compraría”, la nota del Fiat 500 C Dolcevita es de 7,1. Me da que hemos sido magnánimos con el coche, precisamente, por valorar su historia, el ser un éxito de ventas y por poner un trocito de historia actualizada a un precio que no es una locura, aún siendo un pelo más elevado que la escasa competencia en igualdad de condiciones.
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8 ماه پیش
در تاریخ 1402/10/09 منتشر شده
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